Un Suspiro para Delicia

Author: Ilá Al-wálad /





Usted se preguntará que hago aquí, sentada, a orillas de esta playa absurdamente vacía y soleada a medio invierno. Se preguntará por la razón de mi belleza descalza. Y yo no le contestaré, bastará imaginar un poco lo que me sucede, y quizá, si tiene suerte, le robe su alma de un suspiro.

No mires para atrás que a la mar no se le da la espalda. Una olita tierna congela mis tobillos y dos piedritas se meten entre mis dedos, despacito, con mi otro piececito me las saco y sé que me miras y yo me hago la lesa, como indiferente esperando que el acaso te acerque, para ver que te traes con esa parada de super estar.

No hay opiniones. Contemplo anulado esta escena y me detengo a pensar en posibles bifurcaciones, en las ramas de esta tremenda incertidumbre que coqueta me giña el ojo provocándome, para que salgamos juntos ella y yo a perderemos por las calles de esta pintoresca hediendoda ciudad cuando caiga la noche.

Sigue desafiante creando el panorama de mi locura, su piececito congelado en mi retina. Y el fuego de la nostalgia que se viene encima con su mueca gozosa me transporta a la infancia, cuando jugábamos a sacarnos la ropita y mostrarnos nuestras presas y reir y reir con el don de la inocencia calando en lo más drástico de nuestra desfachatez. Ahí, al instante, abrazarnos y correr a imaginar el devenir presente. Y su patita revuelve el océano aliñando el mar con dos terrones de azúcar.

Quiere café me dice y yo si gracias. Llena una tasita con arena y me la trae: toma. Azúcar? –dos, gracias. Tómatelo. Está rico…. Y ahora toda ella ahí presente como si nada, como si el presente borrara por descuido el recuerdo de la ternura misma. De puro inconsecuente y agotado de registrar lo inútil dejando a un lado lo que realmente importa.

Anticipo la jugada porque al final todo es cachondeo, la veo desnuda tendida sobre quizá que superficie, sobre mi cuerpo todo que es el cuerpo del universo, porque el universo todo esta en mis manos o en tu pelo o en el sudor de tu espalda que electriza mi deseo. Te miro ya con otros ojos y sé que la piedrita es la excusa que haz escogido para seducirme. Hechizado por tu contoneo me dejo atrapar por la red que yo mismo he dispuesto. Caigo en la trampa que tejo para mi a tus espaldas de frente al mar. Nos abrazamos. Nos besamos. Nos desnudamos y nos amamos ahora como siempre, como antes de elegir los caminos opuestos, pero con el mismo amor de entonces como si el tiempo no pasara, como si todos estos años nos hubiésemos seguido amando escondidos de nuestra percepción. Me derrite por dentro el sólo establecer este contacto contigo, ahora que no se más de ti y que te añoro, obsesionado con en el zumbido de este recuerdo, orquestar la fiesta del encuentro que conjuro para ti, a solas, en este rinconcito de mi corazón solitario, pintando el destino con tu pincel de esperanzas… mi Delicia.

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