Magia PsiKonomades

Author: Ilá Al-wálad /




Sermón Abstracto Tenue Ahora No


Desesperanza.
Desolación y Envidia.
Envidia de los árboles chiflándole al tiempo.
Otro que se mueve a mis espaldas inundándome de habladurías.
Destino transcrito en lengua muerta.
Palabras mágicas que conjuran el último dolor, el horror de ahora y aquí.
Recostado sobre el lomo de la araucaria herida, un territorio fuera del mapa que sucumbe a la desesperación del piñón.
Viejo y cansado de los mismos temblores, que el alma que la mente que la carne.
Perdido en el aullido de un selknam, que repara a su andar la matriz violada.
Fluidos cósmicos me saturan con su arrogancia, burlándose de la tentación maldita.
Abrazar las sombras para iluminarme, perdido desde entonces en el bostezo infame de la creación.

Hay luz en el cuarto.
Se expande la imagen.
Se fractaliza el sentido.

Va perdiendo la realidad su dominio sobre mí.
Enloquezco al imaginarme,desnudo, frágil, arrogante de arrojo.
Senil como la carcajada desdentada, avanzo, sin rumbo, soy el camino.
La niebla que embriaga la nostalgia absurda, el desparramo derrochando al equilibrar las fuerzas.
Hormigas biónicas seduciendo el resplandor de la indiferencia, que nos separa, cual frontera flotante en la conciencia de la ilegalidad.

Absorto; pero comprimido.
Deshecho; pero mutante.
Excluido al fin, para renegar la posición del ojo, que vacila sublimado por el murmullo de mis fecas.

Ahogado; pero lascivo,
a la espera del orgasmo indómito de la serpiente emplumada, más allá de las aureolas, el horizonte tambalea.
Y lo busco esperanzado en perder el asombro.
Mi mentir mi condena, aunque esté todo permitido, aunque el abrupto apócrifo no designe al dios de las nubes, anticipo en las formas condensadas la materialización de mí afán ausente, y desde luego, sucumbo al aullido de los babas.

Una prioridá fulgurante, el anhelo por recuperar el ritmo, una pérdida contenedora, la matriz de la madre entrañable.
Nuestra pasión por la danza sostiene las esperanzas de los magos anfibios.
El sol, meditando las horas, vomita su canto extendiendo la peculiaridad, la vida rebosante, los abismos del quinto ojo masturbándose.

Volver, desde adónde al mundo perdido, desde los reparos y las quejas, desde el descontento abrumador del llanto lactante, volver, enloquecidos de futuro, sodomizados por el destierro y la brújula sobrecogedora que oculta el sur.

Ahora, los escucho, ahí vuelven a danzar, miserables, lamentan su suerte, añoran la cloaca descolorida, la celda inconciente, la máscara superflua que los ha aburrido tantas veces, a mí de mí mismo, sentimiento hermafrodita, llueve.

Nos bañamos en las aguas del canal rojo, sacrificamos uñas y pelos por el pellejo de la roca, y sin embargo el mismo llanto, de aquí a las carcajadas sometidas, a nuestra emancipación encerrada en el espejo, basta, ya no veo, el flujo me arrastra a lo profundo, la miseria ser encierro, de ser parlante y burbuja represora.
Automutilante aliento, inspiración malévola que denigra el herpes fálico, que se ahoga en la impotencia al penetrar su vacuidad.

Delirante, al acecho del hechizo ignoto, no sé bien de donde viene este quehacer, y si lo sé lo escondo, no se supone que tenga que decirlo, aunque la palabra hechice, desmiente siempre el último sentido, pues ya está desparramando su semiótica menstruación, y alabámosla, cuando no adula las arcas del dios de la especulación.

Sin el mapa decantamos náufragos, sin las horas duendes empeyotados, hasta el fin.
Deambulamos por los pasillos en llamas, aquellos donde la locura se revuelca salvaje, deambulamos niños lobos hombres sin limites, y ahí nos embriagamos hasta las vísceras, hasta la palpitación uterina de nuestras vanidades ausentes, despegamos para asirnos uno, en uno, unicidad ninfómana nosotros, sin prisa y mal aliento, detenidos en las fauces del proyecto fuga, la reconquista del juego.

Y si cantáramos los cántaros quebraríamos, y todo lo que carga el pagano transvestido, la sotana fétida del padre vuestro, apátridas desbocados, regalamos nuestra alma a la pachamama y sus diosas todas.

La muerte en la carne no la sentimos, pues no nos importa corrompernos al corromper corrompidos, pues el poeta cantó aun suplicante suplicando suplicar, las fobias de la cripta, descubrímoslo y qué, qué hubo, viento seco humo estelar, cósmica semilla en su pureza, la caída y elevarse en nuestra Re-evolución.

Llévense la civilización a otra parte, para nosotros verde, verde otra y más veces por siempre ya.
Llévense su estigma necrófilo, la muerte no es mujer, aunque no la encontremos entre tanta falsedad y mentiras.
Divagamos ciegos y sordos, guiados por los suspiros del viento, susurramos nuestras quejas a las entrañas de la tierra, sembrando el caos en húmedo nido, para recoger mariposas resonantes.

Grita y no cubras tu boca, no te mientas, despierta y desniégate, sujeto, a tu conciencia eliminas, y los culparas a ellos, que no existen, por incluirte en su cuenta capital.
No esperéis premios ni castigos, ni eternidad ni exito, la verdadera verdad está oculta a los ojos del que investiga y piensa.

El paraíso es nuestro, acércate, soy-otro-tú.