El Arte del Desplazamiento

Author: Ilá Al-wálad /


Añara Traceur Huenchucheo nunca conoció la tierra de sus ancestras. Obligados todos a emigrar por causa de una represa la excusa de la necesidad de energía para el resto de la nación a la cual pertenecían sin desearlo. Ella y su amante, Yuri Parkour, recorrieron enormes distancias para sobrevivir a la represión de sus instintos que los guiaban a la destrucción total –ese afanado desprecio contra los dogmas la moral el estado el mercado la guerra que les toco vivir. La historia de estos villanos anónimos se perderá en la clandestinidad de la memoria colectiva, sin embargo, al igual que un tesoro bien hallado en las profundidades de la topografía submarina, bajo ese salado manto de pigmentos vegetales que todo lo esconde, hay una instante que vuelve a asomar repercutiendo en el devenir de sus ácratas precursores.

El naufragio no fue el final de esta casta de insurrectos. No. A pesar del tiempo y la humedad encallaron sus semillas en las tierras del sur de los sures, por acá, cerca de los erizos negros y las arañas de rincón, cuyo veneno infectará a la más pequeña y astuta de las criaturas hasta ahora antes jamás nunca vistas. Toda una musa en las artes del desplazamiento. Esa fiebre de sarcasmos, burlas, befas y mofas con que contoneaba su periplo, no pasaría desapercibida por las fauces del que todo lo transforma en mercancía, a pesar de la desorbitada fantasía y su lidiar contra la recuperación.

Convengamos que ni el más absurdo de los motivos podría aclarar la ruta del estilo por el cual movíase tras el botín. La estética que practicaba obedecía a las despreciables, precarias y miserables condiciones de existencia que llevaban en la toma, pero con dejos de malabarismo, pirotecnia espectacular e inusuales destrezas cuyo modus operandi despertaban la admiración de muchos frustrados y envidiosos artistas. El currículo que sostenía la niña era envidiable: a los 12 años ya había sido detenida más de nueve veces por robo y hurto hormiga a una conocida cadena de supermercados (risas).

Importante es comprender los alcances de tamaña empresa. Véase como un desafío. Como cualquier persona, probablemente usted a soñado con asesinar a un tirano, robar un banco, desbalijar la casa de algún desgraciao magnate, etc., etc. O bien hacer el amor en un iglesia, cagar dentro de un banco, tirar tinta al frontis de la bolsa de comercio, quemar una escuela vacía, provocar una avalancha de personas corriendo sin razón en la arteria de una gran ciudad, soltar a los animales del zoológico o volar el centro de desarrollo genético más cercano. Estos sentimientos, del todo corrientes y aceptablemente admirables en los tiempos del bienestar y el megaconsumismo, en la era de la parafernalia tecnológica del trabaja consume muere, de la cobardía y la mierda saliendo por todas las cloacas, del desprecio por el medio ambiente y la farsa financiera y la viejecita que se queda sin casa y la prohibición del aborto y el gran vientre de hambrientos especímenes que bajaran de los cerros a cortar las cabezas de los gorditos demócratas que persisten con el póngale la cola al burro.

No espere que le cuente la historia de una heroína bonachona. No piense en el arrepentimiento ola culpa. Bórrese cualquier prejuicio y entienda que la víctima puede ser usted, atenta lector, que recorre estas letras desde su burbuja en donde quiera que se encuentre. Cuidado. Dese cuenta. Guarda con los carteristas –esos hermosos mimos del crimen-. Dele un cigarro no vaya a ser cosa que le saquen un cuchillo y le corten el dedo por su anillo de bodas. Mejor no se case y prevenga. No muestre las piernas, deje algo para la imaginación, o mejor camine en pelotas para evitarse la sospecha de la provocación. Aléjese de esos hombres celosos. Posesivos monstruos ávidos de telenovelosas discusiones. No vaya a ser cosa que le pase lo que a la sobrina de la vecina asesinada por su novio a los 16 años. Es que no pudo soportar el infeliz que la dejara. Cuídese del viejo verde que le sonríe a su pequeño. No mire a la mocita que transita la noche vendiendo florecitas cuando debería estar durmiendo acurrucada con su mamita en vez de estar defecando sobre el rostro de un degenerado pedófilo. No se le ocurra rematar un bebe por internet. Esto no es real. No se asombre. Pierda cuidado. Son cosas que pasan. Destruya su reloj.

Ella se dio cuenta muy temprano de esta farsa y de lo que realmente valía la pena. No hubo reformatorio que la resistiera ni asistente social que le cambiara el rumbo. Su madre, profeta de la Santa Yihad de Nuestra Señora del Caos Perpetuo, le dijo el día en que le llegó su primera regla: “imagínate a ti misma cara a cara con una bruja que te mira hostil y pregunta “¿Cuál es tu verdadero deseo? ¿Vacilas, balbuceas, te refugias en tópicos ideológicos? ¿Posees tanta Imaginación como Voluntad, eres capaz de soñar y atreverte, o eres la musa de una fantasía impotente?” Esa noche soñaste que el hombre araña venía a visitarte, se sacaba la mascara, y era tu rostro el que mirábate coqueta y sarcásticamente. Despertaste con el plan maestro y descubriste en ti el secreto de tu estirpe. A la mañana siguiente te enchulaste y partiste a tomar el barrio alto por asalto.

Venías superando los obstáculos que se presentaban en tu recorrido de la forma más fluida y bella que antes nunca vi. Tu cuerpo eran todas tus posibilidades. Tu mente decidida a superar los miedos, fuerte de espíritu, trazador de urbanas ilusiones prohibidas, fuente de tus vandálicos ser y durar. Concéntrate y arrójate. Ese niño me gusta. Increíbles saltos y caídas, sobre muros, rejas, límites y prejuicios irrumpía con su estampa. Nada lo detenía. Si un edificio se cruzaba en su camino por encima le pasaba. Ese niño me gusta.

Lo seguiste a pesar de tu falta de recursos y en sus asombrosos movimientos vislumbraste el presente futuro que deparaba el encuentro. Ese niño me gusta. Lo encontraste en el baño y no dudaste en acercártele mientras sacudía las últimas gotas de su evacuación junto al retrete. Ese niño me gusta. Cerraste la puerta. Profundamente nos besamos hasta conjurar la ventura de los días tensos que pasamos. Este niño me gusta. Nos fuimos al parque a descansar en los pastizales. Me enseñaste la lógica de tu movimiento y yo te insinué el posible abuso de tu técnica. Me tragué tu alma con un beso y me llevaste a conocer los rincones de tu barriada.

Te abandoné apenas me hice ducha y logré sortear los obstáculos más básicos. Me recomendaste mirar unos videos para cachar el mote, lo hice y pronto desarrollé un conjuro de destrezas que me permitieron acceder a los balcones de la alta sociedad, y esta vez ya no para limpiar los vómitos de la juerga.

El primer golpe fue sencillo, joyas efectivo cremas un sanwich y noh fuimoh. Por la puerta como las damas. El portero ni se percato de que lo que no sube no puede bajar. Nos hicimos las lesas y volvimos a celebrar a la toma. Reducir semejantes prendas fue fácil, igual las lucimos un rato para que se supiera que nosotras la estábamos llevando, no sólo porque estábamos demostrando –y subiendo la vara- de las capacidades del choreo sin violencia. Lo cual en estos tiempos es una obra de arte. Sutileza, habilidad, inteligencia. Deslizarse como una araña por la fina seda que teje en su fuga. Y con ésta desvalijar las arcas de la equidad para tomar posesión de lo anheladamente ajeno.

Es cierto que nos pillaron, por golosas claro, nos fuimos al chancho, nos cegó el dinero, es que han sido muchos años de tanta mierda, que al ver con la facilidad con que... Igual no má… espero que ahora… en esta nueva urbe las cosas salgan... mejor pues aquí nadie sospechará nada… aquí nadie entiende aún la hermosa relación entre arte y crimen que tejemos… ¡¡¡Y sí… Total, árbol que crece chueco no hay viento que lo enderece…!!!

Anónimo

Author: Ilá Al-wálad /




“Es ésta, es ésta,
ánima mía
corazón mío, espíritu mío -sitibundos
corazón mío, espíritu mío, -errantes-,
frenéticos, vagabundos,
vaga mundos
desalados,”

León de Greiff

¿Es ésta entonces la ávida vida abierta a todos los portentos y e indecentes fantasías, y aquí pensé afincar el ancla y mi vagabunda nao despierta a toda la cosa terrena -y sideral- o que soñó cogitabunda el ensueño?

Con el ánima atenta - y los abiertos fijos ojos horadantes - y el espíritu mío ansioso, ardiente, insaturable inextinguible, indómito y eterno insurgente.

¿Es ésta entonces la ávida vida abierta de milagros inconclusos y sueños turbulentos?

Como caracolas profundas y oídos sordos pendencieros, donde gustar los aladíneos despojos de la piratería. Los inverecundos sables rojos al abordaje, y el reventar de la farsa que encalla el ensueño.

Es ésta, es ésta… ¿y aquí pensé en callar? Y en el recodo de todo camino la vida me depare una mano amiga entre la pierna cansada… y horizonte para mi sed de aventurero. O una copa pérfida de ajenjo o vino o vodka y un maldito verso audaz como el azor.

Camine mi espíritu pulido por los vientos del azar, de la mano a ésta vida incierta y solemne o soberana.

Oh corazón mío, espíritu mío jamás saciado.

Oh corazón mío, espíritu mío, satisfecho nunca.

Oh domador de efímeros arreboles, cabalgador de sombras, navegador de nubes, propugnador de olvido.

Oh domador de arreboles efímeros, argonauta en océanos de sones y estepas y ritmos.

¿Es ésta entonces la ávida vida abierta a todos los portentos, que cautivó a la frente y los labios rojos de azules y mundos?

¿Y aquí pensé encallar,

y aquí pensé afincar el ancla

y por siempre fijar la vagabunda nao?

Con el anima despierta, como los antiguos mundos a las noches de estrellas guías, me encontré. Y cerré el libro para volver a perderme en los abismos de la memoria, entre la conciencia y la palabra que rastrea las sombras de lo vividos pasos. Jugué a crecer de nuevo, bajo el mamoncillo cargado y sonriente y el aroma tropical que tantos sueños evocara al gran farsante. Luego descansé del rumor y los ecos de aquellas palabras lejanas y desconocidas, para rearmar la semántica del neologismo salvador. Y la frente campana, como el azar incauto que desprende su patraña precocida para el deleite de esos pájaros que pululan por las redes de este caos seductor, fecundo y halagador.

Siguiendo las pistas falsas que conducen a la verdad personal, a la beldad sin límites, a la aceptación de lo repugnante por modesta merienda y a la horripilante nausea del imaginario que penetra la burbuja, nuestro escondite, divisaste a lo lejos el cantar de leche que goteaba de la gran teta a tu boca insomne de manjares nutrientes. Forajidos impulsos los que saboreaste para viajar al vientre, y en ese mecerse te viste nuevamente dentro del refugio primero. Presto a la venida.

Y escuchaste nuevamente el bostezo, señal de la buenaventura que tejías a solas y a escondidas, planeando el gran asalto a la realidad consensuada: “me quedas tú y me donas la alegría con el dolor y tu miel deleitable, con el acerbo aloe me quedas tú, y la luz que tu alma cría… dentro la tenebrura inenarrable de mi yo solitario” dispuesto a transmutar y ser otra cualquiera.

Y el viento del acaso volvió abrirlo. La página mohosa volvió a cantar para tí aquel relato que hipnotizará tu esperanza, en los tiempos de tu pubertad intelectual:

“juego mi vida, cambio mi vida. De todos modos la llevo perdida… y la juego o la cambio por el más infantil espejismo, la dono en usufructo, o la regalo…”

Porque al igual que a ella, todo te dio lo mismo, trocar tu vida por una sonrisa y cinco besos, porque todo, todo te da lo mismo: lo ruin lo eximio lo trivial lo perfecto lo malo, lo cultivaste todo en el diminuto horrido abismo donde se anudan serpentinos tus sesos.

Y fugose -cuando llegó el ahora- de tus sienes al fin toda la hartura, todo el fastidio, y cambiaste tu vida por una fábrica de crepúsculos y auroras, donde depositar el anhelo vehemente de tu incendiaria estirpe. Volviendo a ser al fin el comienzo.

Secuestro... un relato de Niño perdido

Author: Ilá Al-wálad /




Que no se preocupara –le escribí. Que no se preocupara por su paradero, que estaba bien, que el camino me había hecho aprender muchas cosas y sobre todo a conocer a las personas.

Niño perdido escribía. Con suavidad y dulzura relataba los pormenores de sus andanzas tras las huellas que perseguía. Esos pasos suyos que en círculo guiábanlo siempre hacia él, escribía niño perdido.

Niño perdido buscándoselas en ciudades lejanas, entre otros olores y músicas y gestos. Por callejuelas ancestrales o por modernos edificios tecnológicos. Escupos, orina, gomas de mascar, billeteras y joyas y asfalto pisaba. No se bien si buscándome o perdiéndome. Quizás escondiéndome a mí mismo las pistas que dejo y persigo. Escribía niño perdido sumido en un deambular ejemplar, digno de las miradas del resto.

Niño perdido de pie, con una cerveza en la mano, un cuaderno y el lápiz en la boca tomaba y escribíase con amor las ilusiones que encumbran su ruta. Su propia ruta hacia la superabundancia de la ausencia, la no-significancia-espectacular de lo invisible cotidiano, lo que veo que está y que desaparece y luego vuelvo a ver y lo escribo, escribía sin dudar los escritos que escribía, sobre su carne.

Niño perdido se reía mientras escribía y jugaba en los prados más verdes y en los mares más azules escribía que se perdía, como si un huiro lo despidiera flameando sus cabellos al mar. Bello era lo que veía a medida que se iba yendo. Perdido en su sonrisa.

-Llegué- Escucha que le gritan desde la orilla y se detiene. Y eso bastó para desviarlo de su propósito desconocido. Desconocido para ti pero por supuesto que Niño perdido sabe lo que hizo y lo que hace y lo que ha de hacer. Además todos estos supuestos que parecen estar sucediendo en forma secuencial no son más que el acomodo de Niño perdido para indicarnos cómo seguir el orden de sus vivencias repartidas por ahí.

Nuestro querido Niño perdido no está para saciar vuestra sed de curiosidades remotas, el circofreak al cual prendéis velas. No, no pretende ser la representación de la representación de la representación de sí mismo parafraseado. No. A niño perdido no le importa nada desde que apareció en la caratula de un embase de leche o desde que llamaron desesperadamente por los altoparlantes de un horrendo campo de tortura a su abuela para que reconociera los restos de la carnicería. O cuando tú escuchabas a su madre desesperada gritando por la calle mi niño, mi niño, mi niñooooo… ¿imaginaste lo terrible que sería pasar por esa situación? ¿Terrible? No tanto para niño perdido como para quien lo cura. Pues luego de tanto andar patiperreándo por ahí, Niño perdido perdió el sentido de la empatía y se ha vuelto cada vez más requete más ensimismado, escribe niño perdido sin evitar reírse nuevamente. Ya desplomándose sobre la arena.

Sí. Todas las falsas noticias son una pesadez, una molestia, una manera de confundir a muchas personas. Ésta además es cruel al servirse del sentimiento de solidaridad que puede provocar el sufrimiento de unos padres que han perdido a su hijo de cinco años. Escribe niño perdido con el pelo vuelto escalopa.

Niño perdido conjura para que las familias más pudientes de la comarca acudan en su ayuda. Le han secuestrado y su rescate es tan pero tan costoso que su abueli no lo puede pagar, además sus vidas han sido tremendamente difíciles, desde que su padres…

Desde entonces han quedado al cuidado de su pobre abuelita, que lidia con un cáncer mortal tremendamente gravoso que la ha dejado de cuculito en la calle –porque el cáncer es el precio que le han puesto a la vida- y a pesar de tanto dolor, tanto sufrimiento, Niño perdido y su familia han logrado salir adelante y destacar en la localidad en que se desenvuelve: el turístico barrio alto.

Niño perdido con hambre de venganza. Niño perdido sabe lo que debe saber, y ya es hora de empezar a cantar –riéndose Niño perdido del porvenir. Desde pequeños debimos separarnos. A la abuela no le quedo otra que ubicar a niño perdido en el orfanato de Reñaca, pues pensó que allí la cosa no sería tan terrible y que de algún modo habría posibilidades para wachos como él. Como yo.

Niño perdido aislado vivió muchas cosas feas. El párroco mercader a cargo de las catequesis que transformaban en bellos, angelicales y coloraditos nuevos católicos a los rubiecitos y a los no tanto de las escuelas británicas de la región. Y si nadie se quejaba no era por que les gustara. Desde pequeñito Niño perdido destacó como uno de los fieles colaboradores del divino sacerdote. Ganose su confianza y su cariño, y supo desfalcar la fe que a fuerza de sopapos y tocaciones tuvo que dejar penetrar para salir adelante. La carne es débil, repetía Niño perdido amparado en su doble esfuerzo, en su grandeza espiritual duplicada. A veces él, a veces yo, nos turnábamos si, en aprender los dones de la religiosidad y las artes del crimen. Mientras Niño perdido se encomendaba a dios, Niño perdido abrazaba el hampa, hecho lanza, cual correcaminos, se hizo diestro en las artes del arranca con la cartera, del chaucha con los pacos, del robo con violencia e intimidación. Niño perdido se atraganta con los recuerdos, deja salir una bella y genuina diabólica carcajada, y se jacta dos veces de ser un doblemente perdido.

Por entre la red de los hijos cachetes colorados y la iglesia empezaron a pasar pequeños pececillos demasiado grandes. De pronto la presa dejose pillar y silencio. De pronto las prácticas del amor corporal que nuestro señor Jesucristo nos mando a obedecer y callar para la sorpresa de nuestro párroco estallaron, porque ya hace tiempo Niño perdido oculta una camarita que Niño perdido ha robado a un gringo que baja por Artillería dispuesto a consumir la precoz y pueril mercancía calaverita que anda a pie pelado dejándose toquetear por cerdos extranjeros y muchas otras cosas horribles. Y ni el falso mito de la neutralidad tecnológica salvará al cura del escándalo.

Niño perdido celebraba otra multitudinaria jornada enmarcada en el culto de San expedito cuando el clérigo y sólo él vio cómo el peso de su culpa era secuestrado ante las miradas atónitas de los pocos feligreses que reconocieron al monaguillo de Niño perdido en el cuerpo del joven golpeado en la cabeza y arrastrado hacia un taxi que rápidamente desapareció. El silencio del cristiano medio puede ser la clave de este enigma. Es el temor el que oculta a los ojos de vuestro Dios las verdades incorruptibles que han de salir a flote en este mierdero. Sin embargo la astucia del villano. Quien ha sacrificado su cuerpo y sufrido las escalofriantes portadas de los medios sabe tomarse a pecho las venganzas y sacarle el jugo a una vida podrida por causa del orden piliticosocialeconómico del culto a la muerte y la aniquilación del hombre por el hombre. Por eso es que Niño perdido está aquí para vengarse.

Niño perdido golpeando a Niño perdido y arrastrándolo hasta un taxi que Niño perdido ha robado hace un par de horas. Niño perdido llamando al curita desesperado para solicitarle dinero para pagar el rescate. Niño perdido asegurándole al clérigo que Niño perdido ha soltado la pepa. Niño perdido mandando a su abuelita a recoger un gran saco repleto con el precio de la fe y el surplus de la fiesta de San Expedito, pero a Niño perdido aún le duele el culito de su memoria, y no está aquí sólo para beneficiarse de su mala suerte.

El mayúsculo escándalo que la cinta subida al Youtube provocó en la comunidad causó un veloz movimiento del aparato judicial. El padrecito fue sentenciado a expiar sus culpas en el paradisiaco pabellón que más goza de los pedófilos violadores. Niño perdido y su gemelo le han recomendado a su moribunda abuelita una sabrosa terapia canabica bendecida por el caribeño clima colombiano. Los gemelos perdidos abrazan a su abueli que viene llegando a gastar sus últimos días en una soleada playa de Santa Marta. Las vidas de Niño perdido están por escribirse.

Revuelta

Author: Ilá Al-wálad /



Como me gusta salir a pasear la ciudad abrazado al ayer, besando al hoy y corriéndole mano al mañana.

A ver haber. Por donde continuamos. Decir que hemos re-vuelto la tierra para inyectar los almácigos fresquitos de nuestras nuevas esperanzas sería un tanto cursi. Que rico que lo diga alguien a quien no le importe. Hemos vuelto al puerto –que ciudad tan pero tan artística- me encanta.

Y esa magia no para de sorprenderme, por dondequiera que uno mire se encuentra con la realidad entre cortada, los escenarios urbanos increíblemente ruinosos desbordan de energía creadora, que rico. Es demasiado fácil salirse del camino y re encontrase a uno mismo en paisajes recontra sur-reales que nutren la imaginación para recrearnos la imagen misma del mismo uno que son todas y ellos.

¡Fantabuloso!

Hemos revuelto a venir. Y ya todo es arte para profanarte, incluso las blasfemias garrapateadas en los muros de la ciudad están envasadas en simpáticos magnetos para adherir al refrigerador, para llevarse un recuerdo de la calle pisada.

¡Que lindo!

Y en cada semáforo lxs chicxs lanzando al aire el presente ensueño y anda explicarle a alguien eso del arte por el arte. El arte es vivo aquí en esta ciudad. Todavía cantan en los bares los valsecitos peruanos que ahora son porteños, y bien, puede uno escuchar un cover de Leo Dan y dar cuenta de que aquel tema tan mentado era del mismísimo Dan y bacán. Y así, darse un paseo por el hedor del mercado y suspirarse el pueblo entero y gozarla cabrito. Subir un poco más para mirar desde aquel rincón el romanticismo molotoviano de los secuaces del caos que aun caminan el rumbo de la tradición guerrera de la guerra a la guerra y salud por eso. Por estar todo como siempre y más y poder perderse clandestinamente el ego ausente a medio tiempo.