El jardinero de Sabión

Author: Ilá Al-wálad /



La pesadilla terminó. Todo está por comenzar. Finalmente lo han despedido. Lo corrieron del empleo como a un… ¿Debería estar contento? ¿Pretender tristeza acaso?

Lo encontramos tranquilo, aunque no pueda negar la sensación de nerviosismo que le ocupó en el instante en que le presentaron el sobre azul. Uno no es nada, no significa nada para la clase dominante, uno es reemplazable, desechable y qué. No nos vamos a hacer los inocentes, pues nuestro odio es mutuo y lo llevamos pintado en nuestras frentes, la profundidad de nuestras miradas revela que si tuviéramos la oportunidad, desfalcaríamos sus cuerpos y sus almas para encender la hoguera inacabable de nuestra venganza eterna. Sí, todavía seguimos en nuestra lucha de clases. Y me declaro vencedor, aunque me hayan botado.

Era cuestión de tiempo. A su favor diremos que el despido no fue por razones laborales aunque no podríamos explicar qué clase de razones acabaron con su trabajo. Desde donde se le mire sólo "encuentramos" absurdos presupuestos y un mapa de su destino como trabajador manchado por las manos de un jardinero que ha comido demasiado maqui, o tal vez granadas, teñido el presente jactándose de su sinvergüenzsura.

Es importante detallar que la historia del jardinero de Sabión es una historia real, que le pudo ocurrir a cualquier sujeto, en este o en otro país bajo las mismas y extrañas circunstancias. No hay ningún misterio, solo que no frecuentamos "lomínimo" de la vivencia por pereza de nuestra expresión, y, nos parece cuestión de vida o muerte contar las peripecias del antihéroe, de este saboteador, para que quede grabada para siempre en los anales del universo.

Sabemos de su puño y letra muchos de los por menores que lo llevaron a vivir la aventura de jardinear. El 27 de marzo escribió: "Llevo dos días esperando respuesta para un trabajo de jardinero.". El 5 de abril escribió: "Llevo tres días trabajando de jardinero, sigo los pasos de Epicuro, como ve." El 6 de abril ha escrito:"…estoy trabajando de jardinero desde el lunes en una mansión de cuatro pisos, ¿qué te parece? Con piscina y todo. Estoy contento porque me pagan bien y no me andan joteando para nada, trabajo a mí ritmo… lento, lento, lento… haciendo la hora… me transformo de a poquitito en un experto en sacar la vuelta… Además la gracia es que todo lo hago al aire libre y no tengo que saber ni de oficinas ni computadores ni nada por el estilo. Es raro trabajar así después de tanto tiempo, pero la verdad es que dentro de todas las opciones que tenía fue la mejor y la más rápida, pues necesito empezar a juntar dinero para el regreso." El 9 de abril escribío: "En el trabajo me ha ido bien, estoy trabajando de lunes a viernes y tengo sábado y domingo para descansar, aunque hoy domingo trabajé y me gané un lunes libre porque la vieja me necesitaba hoy." El 14 de mayo le contaba a un amigo que: " Mi experiencia en el trabajo está también especulando conmigo. Me he mandado tantas cagaditas que la mujer me ha echado unas buenas puteadas y me ha hecho trabajar más de las horas acordadas debido a mi lentitud, según ella. Pero no es verdad. Es que ellos no ven más allá de sus encremadas narizotas, imagínese que si a usted le hacen lavar cuatro autos en vez de dos, es lógico que se atrase en una hora. ¿No le parece? Pero eso no es todo, lo que más me aflige, es el hecho de que a pesar de que mi trabajo es una mierda de trabajo desde el punto de vista de las responsabilidades que se echan a la parrilla, el trabajo lo persigue a uno hasta la casa, no hay caso, por muy poca cosa que uno haga, el trabajo lo acosa, se mete en sus sueños, en la hora del te y en las vísperas de una cerveza… que inmundicia de vida llevamos al trabajar. Y después las repercusiones familiares, el llanto de la niña y la mujer de uno, que no es de uno, y la casa y el orden y el aseo, la maldita limpieza y la comida y las cuentas y las deudas. ¿Esta es la vida que nos espera? ¿Vamos a permitirle a la realidad que nos consuma? Ahora me encuentro esperando el desdichado segundo en que la mujer, mi empleadora, se fije con detenimiento en el capó de su Mercedes gris y se encuentre con el tatuaje que le hice a causa del mal uso de una virutilla plástica y mi nefasto intento de desprender una durísima caquita de pájaro. ¿No es maravilloso acaso que mientras nuestra conciencia se encuentra poseída por la fuerzas de la cotidianidad, nuestra inconciencia se esté rebelando contra las injusticias del mundo y actué a través de uno para equilibrar los fenómenos, las causas y la razones? A mí me llama mucho la atención esta capacidad que estoy desarrollando de amargarle la vida a estos malditos magnates. No recuerdo si es que le conté pero trabajo para una familia de millonarios muy conocida en Israel. Se dedican al rubro de la construcción, de hecho, pararon, levantaron, erigieron este país con mano de obra árabe, claro que por los días de la Intifada se fueron al carajo y uno de los hermanos se quemó a lo bonzo en una piscina vacía –así reza el mito- para escapar de la cárcel y quizá librar al resto de sus familiares de la hecatombe total. Sin embargo permanecen ricos hasta el cansancio. Y sin embargo yo, un peludo cualquiera, me las arreglé o algo me las arregló, para infiltrarme en este espacio y llevar a cabo la cotidiana revolución, que es muy simple y que está dirigida, como le decía, por mi inconciente, por nuestro inconciente colectivo mejor dicho. Los hago rabiar, olvido objetos en lugares estratégicos, como un bidón de 30 litros de gasolina en medio de la escalera de mármol que conduce a la entrada, arruiné el portón eléctrico el primer día, mandé a llamar al mecánico de la máquina de cortar pasto porque aseguré que estaba mala y el tipo la hizo funcionar en un dos por tres. Pequeños atentados que me resultan bastante incómodos, porque se apodera de mí un temor al patrón, pero que no puedo evitar porque me superan, por que son antiguas maldiciones que nos poseen y que se están empezando a cumplir.". El 26 de junio escribió: "sigo trabajando en el mismo lugar, todavía no logro que me despidan y ya comienzo a desesperarme. Me pregunto como lo hará esa gente que trabaja y trabaja toda la vida. Eso que llaman vivir no. No me imagino que pueda adaptarme, estoy seguro que no podré adaptarme. Que viva el fracaso laboral. Hace unos días la jefe me hizo saber que yo era más flojo de lo que ella había creído al principio. Yo le dije que por lo menos algo estoy haciendo mejor.". El 23 de agosto escribió: " Te cuento que estamos bien y que sigo trabajado de jardinero. Hoy la patrona me trato de loco, flojo, anormal, y un montón de blasfemias más que por suerte no entendí, pues me las gritó en hebreo. La señora es un poco neurótica y a mí como que me divierte sacarla de sus casillas. Además me importa un comino que me despida, pues trabajo hay y si no siempre se puede hacer algo ilegal para sobrevivir." El 26 de agosto escribió: "Hace unos días tuve un altercado con la patrona, la muy buenita burguesa no se cansaba de gritar neuróticamente: -usted es un anormal, usted está loco, como se le ocurre, usted es un anormal, usted está loco. Sin comentarios. Lo grotesco es que he logrado realizar el mandato del poliedreicismo: Maté al patrón. Se han mudado por un año debido a las reparaciones que le empezarán a hacer a la casa, así que me quedo yo solo cuidando el jardín y sapeando a los trabajadores que vendrán. Es bello, sabe, no dejar ni un minuto de fastidiar al enemigo. Esto me hace feliz.". El 31 de agosto leemos: "Me gustaría contarle que maté al patrón. Pero despacio. Llevo trabajando seis meses de jardinero para unos millonarios. Mi trabajo consiste principalmente en lavar los dos mercedes, hacer aseo en las terrazas exteriores, limpiar vidrios, regar el jardín, soplar con una máquina el patio, limpiar la piscina, etc. Yo preferiría decir que estoy encargado de la mantención, el aseo y el cuidado del jardín, lo que no me hace un jardinero, pero bien. El primer día de trabajo estropeé el portón eléctrico, luego la máquina sopladora, rayé el mercedes con una virutilla plástica, olvide bidones de bencina en la puerta de entrada, no limpié la caca de los pájaros que descansaba sobre el mármol, y un tremendo etc., que ha socavado la paciencia, el ánimo y el genio de los patrones. Lo más tremendo sin duda, fue perder las llaves del Mercedes, que como usted podrá imaginar, no son unas cualquiera, son un dispositivo digital que en realidad cuesta como 300 lucas chilenas y que hay que encargarlo a la fábrica en Alemania. Hace unos días la patrona me gritaba enfurecida: -usted está loco, usted es un anormal, usted está loco, cómo se le ocurre. Y efectivamente, mi carácter en vez de humillarse, me inflama de pasión y orgullo por los hechos y los actos, la mayoría de las veces inconcientes, que he llevado a cabo en pos de la revolución de mi vida cotidiana y el asesinato del patrón. En fin, todo esto y mucho más, y el destino quiso que fuera yo el beneficiado, será la magia o los hechizos y seguro la voluntad de Ala, la que me ha regalado la dicha que empieza a gestarse. Hace ya tres días que se han ido de la casa, las razones importan poco –son demasiado burguesas y demasiado asquerosas para nombrarlas- no obstante, no volverán hasta un año, o más, igual yo renunciaré a finales de febrero. Maté al patrón, pues trabajo solo, nadie me manda, tengo autonomía, cumplí el mandato del poliedricismo y es por eso que le escribo exactamente ahora, para contarle esta verdadera beldad. El poliedricismo existe…!". El 25 de septiembre escribió: " Esperaba que las consecuencias del naufragio laboral no fueran para tanto. Sin embargo, un nerviosismo, una pena y una alegría carnavalesca, todo esto en un temporal de tres, 5 horas. No pensé que sería tan fácil correrlo a uno del trabajo. Reconozco que me sorprendió el asunto aunque se veía venir, me llamó y comenzó a tratar de quejarse, de culparme por algo, de encontrar una excusa allende a lo que yo no hube hecho. En todo caso no se lo permití, me reí, como siempre y le expliqué mis jocosas razonas. En todo caso era todo un show, pues el sobre azul lo traía listito en su cartera, he inventó este ritual ridículo en su idiotez para no sé qué. Lamento solamente no haber robado una linternita a la cual le había echado el ojo hace unos días, esto me ha dejado un sabor amargo en el estomago, pues estuve jugando con ella y la miré, la desarmé, la armé y la puse nuevamente en su lugar, inclusive me la llegué a guardar por un instante. Weon yo, respeté lo irrespetable a última hora, su propiedad, sabiendo que pronto la tirarán a la basura o algún otro se la robará, ya no importa, esos pasillos no verán deambular con la escoba o el limpia vidrios, no más regar, ni podar ni nada. Se acabo. Por suerte me las arregle para ahorrar durante este tiempo, pretendo empezar algo, reproducir el capital que junte aquí, allá en chile, algún tipo de microtráfico o algo por el estilo. Espero que eso funcione porque la verdad no deseo volver a ser empleado de nadie, pues es un mierda tener que abstraerse ante las circunstancias y ser una esclava, amando a tu ama, sintiendo temor y decepciones, y además la ausencia de complementos cuando se ha hecho algo bien, ¿hice algo bien, no lo sé? Claro que lo sé. Casi todo lo arruiné pero no me despidieron por eso, no me despidieron por sabotear sus vidas, por infiltrarme en su asquerosa cotidianidad para estorbar sus visiones, para estar ahí cuando no me necesitaran. El trabajo en el jardín se acabó, los moradores se han ido a otro lugar. Me la pase un mes cuidando la casa abandonada, y qué, nada. Leí, bebí café y hasta dormí. Eso es todo. Todo terminó por suerte. Le agradecí como un caballero, me pelé un martillo y me largué con mi finiquito, a celebrar mi libertad.".

¡Viva Chile Mierda!

Author: Ilá Al-wálad /

No me canso de mirar la patria arder. La patria y todas sus instituciones de la represión. Es bello ver como la rebeldía va floreciendo y la acción directamente violenta va levantando ilusiones. Está bien, está muy bien. Aunque sean ilusiones, ¿qué somos nosotros, pequeños hombrecitas, sin ilusiones? ¿A qué podemos aspirar en ausencia de nuestros sueños, vuestras pesadillas? Me hubiese gustado ver más bancos ardiendo, más ventanales rotos, más autos quemados, así como en la Francia árabe.

Leyendo por la prensa burguesa las declaraciones de los personeros del orden público y las leyes contra la gente y los protectores del capital, me encuentro con que este septiembre negreo, roji-negro, el anarkismo, las células anarkistas que se mueven por la clandestinidad contra dios, la patria, el estado, el capital y contra las instituciones que fomentan la represión. Nuestra lucha por la libertad y etc. Han sido nombradas, ya sea como autónomos o anarkistas. Este gesto lingüístico es interesantísimo, porque la criminalización de nuestros crímenes nos tenía acostumbrados a ser tratados como delincuentes, como lumpen organizado, etc. Y este hecho representa sin duda, una preocupación por parte del gobierno para contra los amantes de la revuelta antisístemica, antiglobalización, los cabros de la capucha. Por otro lado la aparición de grupos, milicias o fuerzas decididas a dar una lucha violenta contra al capital en Chile, es un fenómeno que me deleita hasta el perwetano. Si bien, nos declaramos pacifistas, todas las formas de lucha las consideramos válidas.

Otro punto es el desenmascaramiento nacional del partido comunista como órgano policiaco al servicio de sus propios intereses, la fea que anda chupando pico en las fiestas de la derecha, mendigando una sillita en el parlamento, que patético.

Y ahora a cuidarse de los sapos y los infiltrados y a armarse en el arte de desaparecer.
Que arda la patria.
Y que disfruten las imágenes saqueadas de por ahí.









Malestar en la lectura

Author: Ilá Al-wálad /

Alguien está escribiendo exactamente lo que deseo leer. Ese perpetuo sueño de crear está en otras manos, por todas partes hay un niño jugándonos la más simpática de las travesuras. Es rico porque se aligera una especie de responsabilidad –gratuita- por hacer algo que retumbe. Es rico porque uno no tiene que ejercer nuevamente el desgaste de fabular la propia experiencia.

El texto ha sobrevivido a la inmunda sensación de insatisfacción que nos provoca y nadie puede explicarlo, porque el sentir es intransferible en palabras. Y nuevamente dejados llevar por un descuido la palabra protagoniza el sentido y la forma de la escritura. Desligarse de esta aporía es un anhelo incesante. Y nos leemos y es peor. No sabemos que esperar y esta duda nos remite al silencio, a un silencio que tampoco es tal, pues las palabras vienen a la mente y nos vamos figurando un discurso que a regañadientes pretende salir de nuestra boca y evocar y convencer y corromper a no sabemos que diablos. No da igual, y sin embargo nos quedamos con esta palabrería, porque la satisfacción que nos consume no llega, el deseo de exponer un trozo que sea lo suficientemente orgásmico como para deleitarnos no, no aparece, el placer nos esquiva cuando lo pensamos y ante eso nada podemos hacer.

Pero ninguna de estas razones son las que nos enfervorizan, sino más bien la necesidad de exponernos y la imposibilidad de satisfacer dicha necesidad debido a la auto censura que nos aplicamos. No porque si, pues anhelamos cierta coherencia con nuestro sentir, por lo menos una escritura que represente nuestra visión del mundo y no una visión del mundo que nuestra escritura nos re-presente. Ver el mundo por medio de las imágenes, no solo las escritas, tergiversa la realidad y se la come y ese canibalismo es el causante de un pesar generacional que tiene que ver con el hastío que sentimos hoy por hoy, y que por lo demás me está consumiendo. Aburri-miento.

Igual la cosa no es para tanto, el problema en realidad es la falta de motivación por seguir aportando más y más letras a la vorágine de letras que se encuentra por doquier. Tanta exposición y sin embargo vacío. Qué hacer, cómo callar, cómo estarse quieto cuando lo único que se nos ocurre es seguir con este parafrasear.

No quisiera ser yo quien desengañe a todos esos lectores incansables, pero el cansancio y la desilusión se me imponen a contrapunto, porque lo que gusto leer ya sólo me entretiene o me da envidia. Qué terrible, ya la lectura aporta muy poca magia, como si el imaginario se nos atrofiara de tanto leer y releer los mismos mitos una y otra vez. Hasta los dichos se traducen de lengua en lengua modificando algo que no es lo que realmente importa. Y qué es eso que realmente importa. Tampoco lo tenemos claro. Lo que si está claro en todo caso, es el abuso en que caemos aquellos que contamos lo que pasa por nuestras cabezas.

Sépase, no obstante, que actúan como un vicio, tanto la lectura como la escritura. La escritura aparece cuando hay ánimo, cuando las ganas y la atmósfera y las interrupciones se diluyen, cacareo. La lectura es diferente, por lo general de a dos o más libros, ahorita ando con Arlt, Piglia y Aira. Busco desenfrenadamente un mensaje entre tanto y tanto relleno. No es que lo busque, no es que salga yo a cometer un esfuerzo por alcanzar la señal, más bien lo espero, tranquilo, al correr de las páginas. Leo desenfrenadamente y hay veces en que no…