Secuestro... un relato de Niño perdido

Author: Ilá Al-wálad /




Que no se preocupara –le escribí. Que no se preocupara por su paradero, que estaba bien, que el camino me había hecho aprender muchas cosas y sobre todo a conocer a las personas.

Niño perdido escribía. Con suavidad y dulzura relataba los pormenores de sus andanzas tras las huellas que perseguía. Esos pasos suyos que en círculo guiábanlo siempre hacia él, escribía niño perdido.

Niño perdido buscándoselas en ciudades lejanas, entre otros olores y músicas y gestos. Por callejuelas ancestrales o por modernos edificios tecnológicos. Escupos, orina, gomas de mascar, billeteras y joyas y asfalto pisaba. No se bien si buscándome o perdiéndome. Quizás escondiéndome a mí mismo las pistas que dejo y persigo. Escribía niño perdido sumido en un deambular ejemplar, digno de las miradas del resto.

Niño perdido de pie, con una cerveza en la mano, un cuaderno y el lápiz en la boca tomaba y escribíase con amor las ilusiones que encumbran su ruta. Su propia ruta hacia la superabundancia de la ausencia, la no-significancia-espectacular de lo invisible cotidiano, lo que veo que está y que desaparece y luego vuelvo a ver y lo escribo, escribía sin dudar los escritos que escribía, sobre su carne.

Niño perdido se reía mientras escribía y jugaba en los prados más verdes y en los mares más azules escribía que se perdía, como si un huiro lo despidiera flameando sus cabellos al mar. Bello era lo que veía a medida que se iba yendo. Perdido en su sonrisa.

-Llegué- Escucha que le gritan desde la orilla y se detiene. Y eso bastó para desviarlo de su propósito desconocido. Desconocido para ti pero por supuesto que Niño perdido sabe lo que hizo y lo que hace y lo que ha de hacer. Además todos estos supuestos que parecen estar sucediendo en forma secuencial no son más que el acomodo de Niño perdido para indicarnos cómo seguir el orden de sus vivencias repartidas por ahí.

Nuestro querido Niño perdido no está para saciar vuestra sed de curiosidades remotas, el circofreak al cual prendéis velas. No, no pretende ser la representación de la representación de la representación de sí mismo parafraseado. No. A niño perdido no le importa nada desde que apareció en la caratula de un embase de leche o desde que llamaron desesperadamente por los altoparlantes de un horrendo campo de tortura a su abuela para que reconociera los restos de la carnicería. O cuando tú escuchabas a su madre desesperada gritando por la calle mi niño, mi niño, mi niñooooo… ¿imaginaste lo terrible que sería pasar por esa situación? ¿Terrible? No tanto para niño perdido como para quien lo cura. Pues luego de tanto andar patiperreándo por ahí, Niño perdido perdió el sentido de la empatía y se ha vuelto cada vez más requete más ensimismado, escribe niño perdido sin evitar reírse nuevamente. Ya desplomándose sobre la arena.

Sí. Todas las falsas noticias son una pesadez, una molestia, una manera de confundir a muchas personas. Ésta además es cruel al servirse del sentimiento de solidaridad que puede provocar el sufrimiento de unos padres que han perdido a su hijo de cinco años. Escribe niño perdido con el pelo vuelto escalopa.

Niño perdido conjura para que las familias más pudientes de la comarca acudan en su ayuda. Le han secuestrado y su rescate es tan pero tan costoso que su abueli no lo puede pagar, además sus vidas han sido tremendamente difíciles, desde que su padres…

Desde entonces han quedado al cuidado de su pobre abuelita, que lidia con un cáncer mortal tremendamente gravoso que la ha dejado de cuculito en la calle –porque el cáncer es el precio que le han puesto a la vida- y a pesar de tanto dolor, tanto sufrimiento, Niño perdido y su familia han logrado salir adelante y destacar en la localidad en que se desenvuelve: el turístico barrio alto.

Niño perdido con hambre de venganza. Niño perdido sabe lo que debe saber, y ya es hora de empezar a cantar –riéndose Niño perdido del porvenir. Desde pequeños debimos separarnos. A la abuela no le quedo otra que ubicar a niño perdido en el orfanato de Reñaca, pues pensó que allí la cosa no sería tan terrible y que de algún modo habría posibilidades para wachos como él. Como yo.

Niño perdido aislado vivió muchas cosas feas. El párroco mercader a cargo de las catequesis que transformaban en bellos, angelicales y coloraditos nuevos católicos a los rubiecitos y a los no tanto de las escuelas británicas de la región. Y si nadie se quejaba no era por que les gustara. Desde pequeñito Niño perdido destacó como uno de los fieles colaboradores del divino sacerdote. Ganose su confianza y su cariño, y supo desfalcar la fe que a fuerza de sopapos y tocaciones tuvo que dejar penetrar para salir adelante. La carne es débil, repetía Niño perdido amparado en su doble esfuerzo, en su grandeza espiritual duplicada. A veces él, a veces yo, nos turnábamos si, en aprender los dones de la religiosidad y las artes del crimen. Mientras Niño perdido se encomendaba a dios, Niño perdido abrazaba el hampa, hecho lanza, cual correcaminos, se hizo diestro en las artes del arranca con la cartera, del chaucha con los pacos, del robo con violencia e intimidación. Niño perdido se atraganta con los recuerdos, deja salir una bella y genuina diabólica carcajada, y se jacta dos veces de ser un doblemente perdido.

Por entre la red de los hijos cachetes colorados y la iglesia empezaron a pasar pequeños pececillos demasiado grandes. De pronto la presa dejose pillar y silencio. De pronto las prácticas del amor corporal que nuestro señor Jesucristo nos mando a obedecer y callar para la sorpresa de nuestro párroco estallaron, porque ya hace tiempo Niño perdido oculta una camarita que Niño perdido ha robado a un gringo que baja por Artillería dispuesto a consumir la precoz y pueril mercancía calaverita que anda a pie pelado dejándose toquetear por cerdos extranjeros y muchas otras cosas horribles. Y ni el falso mito de la neutralidad tecnológica salvará al cura del escándalo.

Niño perdido celebraba otra multitudinaria jornada enmarcada en el culto de San expedito cuando el clérigo y sólo él vio cómo el peso de su culpa era secuestrado ante las miradas atónitas de los pocos feligreses que reconocieron al monaguillo de Niño perdido en el cuerpo del joven golpeado en la cabeza y arrastrado hacia un taxi que rápidamente desapareció. El silencio del cristiano medio puede ser la clave de este enigma. Es el temor el que oculta a los ojos de vuestro Dios las verdades incorruptibles que han de salir a flote en este mierdero. Sin embargo la astucia del villano. Quien ha sacrificado su cuerpo y sufrido las escalofriantes portadas de los medios sabe tomarse a pecho las venganzas y sacarle el jugo a una vida podrida por causa del orden piliticosocialeconómico del culto a la muerte y la aniquilación del hombre por el hombre. Por eso es que Niño perdido está aquí para vengarse.

Niño perdido golpeando a Niño perdido y arrastrándolo hasta un taxi que Niño perdido ha robado hace un par de horas. Niño perdido llamando al curita desesperado para solicitarle dinero para pagar el rescate. Niño perdido asegurándole al clérigo que Niño perdido ha soltado la pepa. Niño perdido mandando a su abuelita a recoger un gran saco repleto con el precio de la fe y el surplus de la fiesta de San Expedito, pero a Niño perdido aún le duele el culito de su memoria, y no está aquí sólo para beneficiarse de su mala suerte.

El mayúsculo escándalo que la cinta subida al Youtube provocó en la comunidad causó un veloz movimiento del aparato judicial. El padrecito fue sentenciado a expiar sus culpas en el paradisiaco pabellón que más goza de los pedófilos violadores. Niño perdido y su gemelo le han recomendado a su moribunda abuelita una sabrosa terapia canabica bendecida por el caribeño clima colombiano. Los gemelos perdidos abrazan a su abueli que viene llegando a gastar sus últimos días en una soleada playa de Santa Marta. Las vidas de Niño perdido están por escribirse.