Anónimo

Author: Ilá Al-wálad /




“Es ésta, es ésta,
ánima mía
corazón mío, espíritu mío -sitibundos
corazón mío, espíritu mío, -errantes-,
frenéticos, vagabundos,
vaga mundos
desalados,”

León de Greiff

¿Es ésta entonces la ávida vida abierta a todos los portentos y e indecentes fantasías, y aquí pensé afincar el ancla y mi vagabunda nao despierta a toda la cosa terrena -y sideral- o que soñó cogitabunda el ensueño?

Con el ánima atenta - y los abiertos fijos ojos horadantes - y el espíritu mío ansioso, ardiente, insaturable inextinguible, indómito y eterno insurgente.

¿Es ésta entonces la ávida vida abierta de milagros inconclusos y sueños turbulentos?

Como caracolas profundas y oídos sordos pendencieros, donde gustar los aladíneos despojos de la piratería. Los inverecundos sables rojos al abordaje, y el reventar de la farsa que encalla el ensueño.

Es ésta, es ésta… ¿y aquí pensé en callar? Y en el recodo de todo camino la vida me depare una mano amiga entre la pierna cansada… y horizonte para mi sed de aventurero. O una copa pérfida de ajenjo o vino o vodka y un maldito verso audaz como el azor.

Camine mi espíritu pulido por los vientos del azar, de la mano a ésta vida incierta y solemne o soberana.

Oh corazón mío, espíritu mío jamás saciado.

Oh corazón mío, espíritu mío, satisfecho nunca.

Oh domador de efímeros arreboles, cabalgador de sombras, navegador de nubes, propugnador de olvido.

Oh domador de arreboles efímeros, argonauta en océanos de sones y estepas y ritmos.

¿Es ésta entonces la ávida vida abierta a todos los portentos, que cautivó a la frente y los labios rojos de azules y mundos?

¿Y aquí pensé encallar,

y aquí pensé afincar el ancla

y por siempre fijar la vagabunda nao?

Con el anima despierta, como los antiguos mundos a las noches de estrellas guías, me encontré. Y cerré el libro para volver a perderme en los abismos de la memoria, entre la conciencia y la palabra que rastrea las sombras de lo vividos pasos. Jugué a crecer de nuevo, bajo el mamoncillo cargado y sonriente y el aroma tropical que tantos sueños evocara al gran farsante. Luego descansé del rumor y los ecos de aquellas palabras lejanas y desconocidas, para rearmar la semántica del neologismo salvador. Y la frente campana, como el azar incauto que desprende su patraña precocida para el deleite de esos pájaros que pululan por las redes de este caos seductor, fecundo y halagador.

Siguiendo las pistas falsas que conducen a la verdad personal, a la beldad sin límites, a la aceptación de lo repugnante por modesta merienda y a la horripilante nausea del imaginario que penetra la burbuja, nuestro escondite, divisaste a lo lejos el cantar de leche que goteaba de la gran teta a tu boca insomne de manjares nutrientes. Forajidos impulsos los que saboreaste para viajar al vientre, y en ese mecerse te viste nuevamente dentro del refugio primero. Presto a la venida.

Y escuchaste nuevamente el bostezo, señal de la buenaventura que tejías a solas y a escondidas, planeando el gran asalto a la realidad consensuada: “me quedas tú y me donas la alegría con el dolor y tu miel deleitable, con el acerbo aloe me quedas tú, y la luz que tu alma cría… dentro la tenebrura inenarrable de mi yo solitario” dispuesto a transmutar y ser otra cualquiera.

Y el viento del acaso volvió abrirlo. La página mohosa volvió a cantar para tí aquel relato que hipnotizará tu esperanza, en los tiempos de tu pubertad intelectual:

“juego mi vida, cambio mi vida. De todos modos la llevo perdida… y la juego o la cambio por el más infantil espejismo, la dono en usufructo, o la regalo…”

Porque al igual que a ella, todo te dio lo mismo, trocar tu vida por una sonrisa y cinco besos, porque todo, todo te da lo mismo: lo ruin lo eximio lo trivial lo perfecto lo malo, lo cultivaste todo en el diminuto horrido abismo donde se anudan serpentinos tus sesos.

Y fugose -cuando llegó el ahora- de tus sienes al fin toda la hartura, todo el fastidio, y cambiaste tu vida por una fábrica de crepúsculos y auroras, donde depositar el anhelo vehemente de tu incendiaria estirpe. Volviendo a ser al fin el comienzo.