Tómate

Author: Ilá Al-wálad /




Desesperanza. Desolación y envidia. Envidia de los árboles chiflándole al tiempo. Otro que se mueve a tus espaldas inundándote de habladurías. Destino transcrito en lengua muerta. Palabras mágicas que conjuran el último dolor, el horror de ahora y aquí. Recontado sobre el lomo de la araucaria herida, un territorio fuera del mapa que sucumbe a la desesperación del piñón. Viejo y cansado de los mismos temblores-que el alma que la mente que la carne. Perdido en la vibración de un selknam, que repara a su andar la matriz violada. Fluidos cósmicos nos saturan con su arrogancia, burlándose de la tentación maldita. Abrazar las sombras para iluminarte, perdidos desde entonces en el bostezo infame de la creación.

Hay luz en el bosque. Se expande la imagen. Se fractaliza el sentido. Va perdiendo la realidad su dominio sobre esto. Enloquece al imaginarte,desnudo, frágil, arrogante de arrojo. Senil como la carcajada desdentada, avanza, sin rumbo, sos el camino. La niebla que embriaga la nostalgia absurda, derrochando desparramo al equilibrar las fuerzas. Hormigas biónicas seduciendo el resplandor de la indiferencia, que nos separa, cual frontera flotante entre conciencia e ilegalidad.

Absorto, pero comprimido, deshechos, pero mutantes. Excluidos al fin para renegar la posicion del ojo, que vacila sublimado por el murmullo de tus fecas. Ahogado, pero lascivo, langüeteando el orgasmo indómito de la serpiente emplumada, más allá de las aureolas el horizonte tambalea. Y lo buscamos esperanzados en parir el asombro. Tu verdad tu cadena, aunque esté todo permitido, aunque el abrupto apócrifo no designe al dios de las nubes, anticipar en las formas condensadas la materialización de nuestro afan latente, y desde luego, sucumbir al aullido de los babas.

Una prioridá fulgurante: destruir el domo sistémico. Una reconquista contenedora: la matriz de la madre entrañable. Nuestra pasión por la danza sostiene las esperanzas de los magos anfibios. El sol, mediando los ciclos, vomita su canto extendiendo la peculiaridad, la vida rebosante, los abismos del quinto ojo masturbándose.

Volver desde aquí al mundo perdido, desde los reparos y las quejas, desde el descontento abrumador del llanto lactante, volver, enloquecidos de futuro, sodomisados por el destierro y la brújula sobrecogedora que oculta el sur.

“Volver”... se escuchan, se viene la pachanga , encumbran su suerte pero un lamento los deprime, añoran la cloaca descolorida, la celda inconciente, la máscara superflua que los ha aburrido tantas veces, a ti de timismo, sentimiento hermafrodita gris ciudadano, se queja el parásito la imagen servidita que reniega de la acción.

Nos bañamos en las aguas del canal rojo, sacrificamos uñas y pelos por el pellejo de la roca, y sin embargo el mismo llanto, de aquí a esos lamentos sometidos, a nuestra emancipización encerrada en el espejo un gran basta, ya no bebas el flujo que arrastra al despeñadero, la miseria ser encierro, de ser parlante y burbuja represora. Automutilante aliento, guerra santa contra el herpe fálico, y ahogarlo en la impotencia de penetrar su vacuidad.

Delirante, al acecho del hechizo ignoto, no se ve bien de donde viene este quehacer, y si lo sabes escóndelo, para protejerlo, aunque la palabra hechice desmiente siempre el último sentido, pues ya está desparramando su semiótica diarrea.

Sin el mapa decantamos náufragos, sin las horas duendes empeyotados hasta el fin.

Deambulamos por los pasillos en llamas, aquellos donde la locura se revuelca salvaje, deambulamos niños lobos hombres hembras sin límites y ahí nos embriagamos hasta las víceras, hasta la palpitación uterina de nuestras vanidades ausentes, despegamos para asirnos uno, en uno, unicidad limfómana nosotras, sin prisa y mal aliento, surfeando las fauces de la fuga. Y si cantáramos los cántaros quebraríamos, y todo lo que carga el pagano transvestido, la sotana fétida del padre vuestro -amátridas desbocados-, Ay, mientras nosotras las panclastas regalamos nuestra alma a la pachamama y sus diosas todas. La muerte en la carne no la sentimos, pues no nos importa corrompernos al corromper corrompidos, pues el profeta ya cantó la criminalización del ciudadano ordinario y lo seguimos, las fobias de la cripta, descubrímoslo y qué, qué hubo, viento seco humo estelar, cósmica semilla en su pureza, la caída y repararse en esta involución.

A otra parte la civilización , para nosotros verde, verde otra y más veces por siempre ya. Divagamos ciegos y sordos, guiados por los suspiros del viento, susurramos nuestras quejas a las entrañas de la tierra, sembrando el caos en húmedo nido, para cosechar mariposas resonantes.

Grita sin tapar tu boca, despierta y deniégate sujeto a tu conciencia conciliadora.
No esperéis nada; tomadlo ya, el éxito del instante es todo, la verdadera verdad está oculta a los ojos del que investiga y piensa. El futuro es una coqueta carcajada, le besamos sus piececitos por puro pescar el escurridizo placer de seducirlo.

¡Alégrate, todo es nuestro; alégrate, ni el uno existe!