ürsula

Author: Ilá Al-wálad /

La clara tendencia a la que tiendo, cuando me detengo a pensar lo que podría ser cuando, estorba. Recorrer senderos escalando peñascos toscos, hoscos y peludos, para resolver el enigma de que no hay enigma, y sólo envejecemos. Y la renovación no llega y sigue rodando la pelota secular, y hasta cuando cuando.

Se muere todo, todo perece. Y no hay problema en aceptarlo, pero por qué me perturba entonces el descontrol de lo que no controlo, y a la vez deseo descontrolar. Me gustaría prescindir de las cavilaciones que me vacilan, y matar al pedagogo que llevo dentro.

Y dejar de educarme en las artes de la cultura para saborear la última de las liberaciones inalcanzables: el analfabetismo. Y es cierto que la crítica de la totalidad es una burrada, pues anularlo todo nos deja nada. Y a un paso de las abstracciones terriblemente charchas del mal entendido.

Es cuestión de tiempo, lo sé, dejar de perderse. Y volver a palpar los olores sectarios de la muchedumbre ardiente por héroes crucificables. ¿O temen acaso, a las babas de los vándalos que imponen sus propias cuestiones a los demás? Me inquieta saber que el solo hecho de estar presente reinvente la tiranía que sugiere la incertidumbre de contar con la soltura de lengua que escandaliza mi imaginación.

¿Llegará el tiempo en que perdido en la montaña me levante a hacer mis ejercicios, fumar un buen chilum y pasar el día sin pensarlo? Me vuelve a tentar la vejez, haberlo vivido todo ya cuando aún no se ha comenzado siquiera a dejar huellas y esta puta nostalgia por el futuro.

Perder los pasos es cuestión de escrúpulos, y ni siquiera cuestiónese lo que quiero decir. Es simplemente la necesidad de escupir criterios y juicios y opiniones y consecuencias. Y ni eso basta para negar inmediatamente el intento de los objetivos planeados.

Huir de uno mismo de tanto amarse, ocultarse uno mismo para ser todos, y correr desnudo sobre el monte del olvido.

Es una pena desacreditarse ante los ojos ardientes de quien anhela vuestras palabras, pero ante todo la inútil honestidad que nos caracteriza y callar, y no puede más que suspender el contacto, con los vientos del azaroso devenir; e inquietud infame.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

desacreditarse?

nosotras esperamos tus palabras, johnni salvahe, i nos encantan.


salú i abundancia,
que la vida está viva
i se ha muerto el tirano.

Anónimo dijo...

amigo qerido se qe vuelves. qe alegria y nervios me dan. soi nerviosa de puro emotiva...
ya nos veremos y nos diremos todo.... te escribo hace meses algo pero bueee... te lo entregare cuando quiera ja
te quiere. mizra

Anónimo dijo...

tanto tiempo hombre!
quiero noticias suyas,
espero que estés bien por allá lejos

besoos y abrazos

Anónimo dijo...

si la vida tiene un nombre, es el que le damos en mil palabras.
nos enseñan a desconfiar de esa linea contínua que obsesivamente tenemos que alcanzar. pasado, presente, futuro. un solo fin aparente. no dudar. no cerrar los ojos. no errar el paso. nunca errar ni dudar!
si tu escribes y yo escribo ahora, es simplemente porq nos encontramos en un laberinto de pensamientos internos que no tiene fin y no quiero que lo tenga. en mi cabeza y en mis ganas de escribir, no existe la linea continua ni tampoco una sola palabra. ( I.)

Anónimo dijo...

Todo lo que hacemos, lo que queremos, lo que anhelamos, aquello de lo que nos arrepentimos por haber hecho o no, aquello que nos obliga, lo otro que nos duele...

Es más difícil vivir pensando que vivir sin pensar.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Es necesario perderle el respeto a la Vida.

Abismal escrito.