Una buena excusa para
sentarme sería no poder
ponerme de pie.
Y es precisamente eso
lo que me tiene viviendo
el regreso a las selvas
-de la extrañeza, el asombro
y el juguetón verdor encantamiento-
el húmedo crecer
las semillas de nuestros sueños.
Nada es verdad:
naturaleza exacta;
-pero hay certezas-
divina incertidumbre
Y de la mano a las dudas
desnudámosnos los
prejuicios para cantar
nuevamente al ritmo del sol
Como una mano amiga
que acaricia nuestro sexo
arrancándonos el murmullo
bendito del placer.
sentarme sería no poder
ponerme de pie.
Y es precisamente eso
lo que me tiene viviendo
el regreso a las selvas
-de la extrañeza, el asombro
y el juguetón verdor encantamiento-
el húmedo crecer
las semillas de nuestros sueños.
Nada es verdad:
naturaleza exacta;
-pero hay certezas-
divina incertidumbre
Y de la mano a las dudas
desnudámosnos los
prejuicios para cantar
nuevamente al ritmo del sol
Como una mano amiga
que acaricia nuestro sexo
arrancándonos el murmullo
bendito del placer.
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